Comenzamos señalando que el menisco es una
especie de almohadilla que tiene como función más importante distribuir las
fuerzas de carga que se ejercen entre dos huesos dentro de una articulación.
Los meniscos que más se afectan y por ello son los más conocidos aunque no los
únicos son los meniscos de la rodilla que evitan que haya contacto directo
entre la tibia y el fémur y, al mismo tiempo, amortiguar el impacto entre estos
dos huesos.
En la rodilla tenemos dos meniscos:
* Menisco interno: se caracteriza por tener de
forma una media luna y se sitúa en la parte interna de la rodilla. Su perímetro
se encuentra anclado a la cápsula articular, por lo que tiene poca movilidad y
es más propenso a romperse.
* Menisco externo: Se caracteriza por ser un
disco de circunferencia casi completa que se encuentra en la parte externa de
la articulación.
Los dos meniscos se adhieren a la meseta tibial y
se encuentran en contacto y, además, se encuentran envueltos por la membrana
sinovial en cuyo interior hay un líquido viscoso (se denomina líquido sinovial)
que facilita la lubricación de toda la articulación.
¿Por qué se
rompe el menisco?
El menisco se puede romper a cualquier edad pero,
sí que es cierto que las causas pueden variar dependiendo de la misma.
En personas más jóvenes suele ser por la práctica
de algún deporte debido a algún traumatismo en la rodilla o una flexión
combinada con torsión de la misma.
En personas de edad más adulta es por un proceso
degenerativo en el que los meniscos se deshidratan poco a poco y se convierten
en menos elásticos, más rígidos y más frágiles perdiendo su grosor y capacidad
de amortiguación
¿Qué síntomas se
sufren con la rotura del menisco?
* Dolor en la zona y en la articulación cuando se
anda
* Al mismo tiempo que el anterior se puede sentir
un pinchazo en la zona
* Bloqueo de la articulación
* Inflamación en la rodilla con derrame del
líquido sinovial