Todos hemos tenido una vez, dos y frecuentemente
calambres en nuestros músculos. Pese a que el origen y causa exacta de los
mismos es desconocida sí que podemos señalar algunos momentos o actividades que
nos pueden hacer más propensos a padecerlos:
·
Deshidratación. Beber dos litros de agua al día
es muy importante, así como seguir una dieta sana y equilibrada rica en
verduras, fruta, pescado y carne.
·
Realizar un esfuerzo excesivo tensando demasiado
el músculo.
·
Las altas temperaturas en la práctica deporte.
·
No estar en forma y excedernos en exceso en
nuestra práctica. Esta se debe hacer de forma paulatina y progresiva.
·
Si no hay riego sanguíneo suficiente en los
músculos.
Los calambres son molestos y lo sabemos así que
ahora os vamos a dejar una serie de consejos si os pasa:
-
Deja de hacer el ejercicio inmediatamente
-
Poco a poco ve estirando ese músculo, sin
excederte, pero de esa forma la tensión y la presión que hay en la zona ira
apaciguando.
-
Masajea la zona e intenta tenerla estirada y en
tensión para que, aunque cueste, vaya descontracturándose.
-
Camina poco a poco y vuelve a poner ‘en
funcionamiento’ la zona afectada.
-
Si se prolonga, aplica hielo en la zona para que
haga de efecto calmante y antiinflamatorio.
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