No, no nos hemos vuelto loco con nuestro
título que es el nombre de una sintomalogía, más concretamente podríamos decir
que es como se conoce a la artrosis del pulgar. Esta se
caracteriza porque, como su nombre ya indica, se produce en el pulgar, entre el
primer metacarpiano y el hueso trapecio. Tiene lugar por la degeneración del
cartílago, que es el que ayuda a las articulaciones a que se muevan con
facilidad y, si este se encuentra dañado hace que los huesos se froten entre
sí, lo que supone un dolor constante y agudo.
Estamos hablando de una afectación que es más
común en mujeres que hombre y que se da a una edad más adulta. Es una lesión
que, a la larga y mientras avanza su desarrollo, es incapacitante para la vida
diaria de la persona afectada ya que es la función pinza y prensa de la mano la
que se encuentra perjudicada.
Algunas de las posibles causas de esta lesión
son:
-
Anteriores
lesiones que han podido deteriorar el cartílago como fracturas o esguines
-
Genética.
Esta puede ser hereditaria.
-
Movimientos
que se repiten constantemente en nuestra rutina diaria
-
Uso
excesivo del móvil
-
Una
posible desalineación en la articulación por descompensación de los músculos
extensores y flexores.
La artrosis del pulgar tiene una sintomalogía
más bien característica donde podríamos señalar:
·
Dolor
agudo y pronunciado en la práctica de algún movimiento donde entra en principal
participación en dedo pulgar como, por ejemplo, abrir con la llave la puerta de
casa.
·
Dificultad
a la hora de sujetar determinados objetos.
·
Inflamación
y rigidez de la articulación así como dolor, tanto en movimiento como en
reposo.
·
Movimientos
limitados.
Una lesión de este tipo debe ser tratada
cuanto antes para, de esa manera, poder frenar la progresión de la misma y
realizar ejercicios determinados en la zona para que su movilidad y dolor no
sean tan determinantes.
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